Liliana Mazure, en la presidencia del INCAA.

La reconocida productora y realizadora fue designada por la presidenta y el jefe de Gabinete como sucesora del renunciante Jorge Alvarez al frente del muy convulsionado Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales.

El nombre de Mazure -una militante ligada desde siempre al peronismo combativo- sonó desde el mismo momento en que Alvarez abandonó su cargo, pero al mismo tiempo hubo sondeos para que el director Tristán Bauer, actual responsable del canal cultural Encuentro, asumiera el cargo. El creador de Iluminados por el fuego no aceptó la propuesta y, tras un mes de acefalía y virtual inactividad (este jueves 3 se produjo incluso una asamblea autoconvocada por integrantes del sector audiovisual en las puertas del INCAA para protestar por la situación), finalmente el jefe de Gabinete de Ministros, Alberto Fernández, se comunicó para ofrecerle el cargo a Mazure, que aceptó el desafío. Sólo falta, entonces, la formalidad de la publicación del decreto presidencial.

Mazure deberá poner en orden y nuevamente en movimiento un organismo con sospechas de falta de transparencia, investigaciones judiciales en marcha, una pesada carga burocrática y mucha presión de lobby por parte de las asociaciones que aspiran a beneficiarse con un suculento presupuesto anual que supera los 130 millones de pesos.

De larga trayectoria en el medio cinematográfico y con buena llegada a los distintos sectores de la industria, Mazure se desempeñó como productora general de los festivales de Buenos Aires (BAFICI) y de Mar del Plata, dirigió el film musical Van Van, empezó la fiesta, coprodujo con el exterior títulos como Nicotina y Cobrador y, desde su productora Arca Difusión, acaba de concluir el documental político 1973, un grito de corazón, cuyo estreno está previsto para las próximas semanas.